martes, 22 de febrero de 2011

Piñata

¿Participó usted alguna vez en una piñata cuando disfrutaba los juegos infantiles? ¿Ha notado que hay organizaciones en las que algunas personas compiten por recursos que perciben equivocadamente como escasos?

Esta semana superamos las 20.200 suscripciones a esta columna, en sus nueve años de existencia. Una vez más, muchísimas gracias por la confianza a quienes acostumbran leerla y compartirla con sus colegas en empresas, equipos deportivos y familias.

Respetuosamente,

¡Piñata!

¿Cuántos dulces coloca usted en una piñata para que los niños compitan por acaparar la mayor cantidad de ellos? ¿Coincide el diseño exterior de la piñata con el "héroe" del momento de quien cumple años? ¿Alguna vez ha colocado en ella menos dulces que la cantidad de niños invitados a la fiesta? ¿Se comporta su organización en forma similar a los niños en una piñata?

Competir por recursos que sobran parece ser una fuente de conflictos en algunas empresas y equipos. En ocasiones, esos recursos se perciben como escasos sin serlo y se lucha por poseerlos. El ego, el poder, la influencia, la fama y la imagen son algunos de esos bienes "escasos." El monopolio por la verdad, la apropiación del mérito por logros y el reconocimiento, también son fuente de disputas. Además, si estos forcejeos se llevan al plano personal y no se quedan en la función que se desempeña en la organización, se profundizan rivalidades que drenan energías, voluntades y sentimientos de pertenencia.

La paradoja es que esos recursos son gratuitos y abundantes, excepto en la mente de quienes piensan en pequeño. Por ejemplo, hay ejecutivos que compiten por el tiempo de atención de su jefe o por el tamaño de su oficina. ¡Mentes pequeñas problemas pequeños, mentes grandes problemas grandes!

Las consecuencias de un ambiente de "piñata" saltan a la vista: clima de trabajo afectado por relaciones improductivas, rivalidad entre áreas y personas, ocultamiento de información, juegos políticos desgastantes y desempeño en resultados por debajo de lo posible. O sea, la competencia interna afecta la respuesta a la competencia externa. La organización, al igual que la piñata se resquebraja como consecuencia de estas conductas.

Sobrevivir en un ambiente así, ocultarlo y tolerarlo es condenarse a prolongar sus enfermedades. Reconocer la realidad es el primer paso y reaccionar con soluciones concretas, el segundo, para cambiar ese rumbo negativo.

El desafío es colocar los retos de la empresa por encima de las agendas individuales, los valores como rectores de las relaciones y los objetivos compartidos como puentes para trabajar en un ambiente de cooperación. Una estrategia bien definida por los actores clave y no por unos pocos, una mentalidad de ganar-ganar que obligue a todos a ayudarse mutuamente para alcanzar indicadores de gestión compartidos y un compromiso con el diálogo inmediato ante cualquier diferencia, son acciones directas que previenen la "cultura de piñata."

Las rivalidades innecesarias deben claudicar ante la colaboración, la búsqueda de diferencias ante el encuentro de similitudes, y la lucha por lo no escaso por la sana competencia por ideas, creatividad, productividad y por la actitud de servicio mutuo entre los miembros del equipo, "piñatas" por las que sí vale la pena competir.

German Retana

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