lunes, 24 de enero de 2011
Desordenar el orden
miércoles, 19 de enero de 2011
Tolerancia
sábado, 15 de enero de 2011
Las Mujeres de Bolivar
Ramón Molinares reseña su vida amatoria. Se dice que era apasionado en el amor y en la guerra.
lunes, 10 de enero de 2011
Las virtudes del resiliente
¿Jugó usted en su niñez con un "porfiado," aquella figura plástica a la que solíamos golpear fuerte para doblegarla y verle luego regresar a su posición original? A ese retorno se le llama resiliencia, término proveniente del latín "resilire," que significa: saltar hacia atrás, rebotar, regresar. ¿Pertenece usted a un equipo resiliente?
Hay metales que al ser sometidos a mucha presión, se doblan pero recuperan su forma, comunidades ecológicas que sufren serios embates, pero poco a poco recobran su equilibrio, y personas que sorprenden por su persistencia para superar el dolor y las adversidades.
En el caso de los seres humanos, qué tienen en común aquellos que no solo salen airosos de los trances difíciles sino fortalecidos y transformados positivamente.
Los psicólogos coinciden al señalar que los resilientes tienen alta autoestima, independencia, disciplina hacia el trabajo fuerte y proactividad para enfrentar
desafíos, tomar decisiones y resolver problemas. Su inteligencia emocional les facilita ser respetuosos y empáticos para establecer sanas relaciones interpersonales y crear redes de apoyo sin perder autonomía.
Con su elevada responsabilidad y compromiso doblegan las dudas, no son fatalistas ante las desdichas y se levantan rápido cuando caen. Incluso, exhiben un buen humor
a pesar de los momentos difíciles. Con su inusitada creatividad son flexibles para cambiar estrategias y alcanzar sus metas.
La resiliencia determina la posición entre ser sólidos o vulnerables, renunciantes o confrontadores ante los retos. Entre más resilientes haya en un equipo, la identidad
colectiva será caracterizada por la unión, un autoconcepto ganador y un sentimiento de que todo saldrá bien, debido a que se cuenta con la fortaleza mental de sus militantes.
Aunado a las cualidades individuales, un ambiente interno positivo hace que los miembros de un equipo se sientan aceptados, apoyados y valorados. Ellos crean sus
propios mecanismos para reaccionar con mesura ante él éxito y no desanimarse ni aun en crisis temporales. Son equipos inspirados en la confianza en sí mismos, alertas
para mejorar apoyados en su imaginación y en su "espíritu porfiado."
Los resilientes saben que el resultado deseado podría o no llegar, pero mientras tanto se concentran en ser constantes. Aristóteles decía que se quiere más lo que
se ha conquistado con más fatiga; y Gandhi lo complementa afirmando: "La alegría está en la lucha, en el esfuerzo, en el sufrimiento que supone la lucha, y no en
la victoria misma. Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa."
La resiliencia tiene un impacto aun más valioso cuando, como diría Nietzsche, no es la fuerza sino los altos sentimientos y valores los que guían a los seres humanos superiores.
German Retana
martes, 4 de enero de 2011
No te rindas
Mario Benedetti
No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.
lunes, 3 de enero de 2011
La Soberanía de decidir
Lo que nos sucede es resultado de nuestras decisiones. Decidimos objetivos, rumbos, relaciones y más. Le va bien a quienes toman las decisiones correctas en el momento preciso. Cada conducta visible es el resultado de una decisión previa, pese a que a veces no somos conscientes de eso. Al iniciar un nuevo período, año o temporada en cualquier campo, conviene tomar conciencia del modo y de las consecuencias de este acto cotidiano de tomar decisiones.
No decidir es una decisión, pero en ocasiones esa renuncia conlleva a vivir conforme a las acciones de otras personas. Sin decisiones se puede caer en una parálisis emocional, en un estancamiento gobernado por las dudas.
Decidir sin reflexión, basados en el simple impulso, es renunciar a la posibilidad de agregar sensatez y discernimiento a una situación que lo amerita. Aunque curiosamente, como afirma Carl Jung: "Las grandes decisiones de la vida humana tienen que ver mucho más con los instintos y otros misteriosos factores inconscientes, que con la voluntad consciente y el sentido de razonabilidad." ¿Le ocurre eso a usted?
Las decisiones rápidas, inseguras y ambiguas pueden provocar sufrimientos o arrepentimientos prolongados. Los dilemas siempre van a estar presentes, pero hay dos factores que los apaciguan: los valores personales y los objetivos del equipo u organización. Mientras se decida según los principios individuales o corporativos, se podrá conciliar mejor el sueño con la conciencia en paz. Aun si luego se comprueba que fue una decisión equivocada o instintiva, el haberla tomado conforme a valores permitirá una mayor serenidad interior.
Tanto los grandes acontecimientos de la humanidad, como las sensaciones individuales más íntimas, tienen un mismo origen: decisiones. Nuestro presente se explica por las que tomamos en el pasado e igual el futuro se definirá por las que elijamos hoy. Consciente o inconscientemente, un equipo de trabajo fija un rumbo seguro si logra congeniar las decisiones de sus miembros. Uno solo de ellos que se desvíe o, más grave aún, que se oponga a la voluntad colectiva, se convertirá en un riesgoso freno a la visión de futuro que se ha elegido.
Gozamos el privilegio de poder elegir, aun ante las adversidades más difíciles o las intenciones negativas de algunas personas que aparecen en el camino, para poner a prueba nuestra inteligencia para reaccionar. Ejercer la soberanía de tomar decisiones es también un acto de valentía para dejar atrás lo que antes no funcionó.
¿Qué mejor propósito podemos hacer al iniciar un nuevo año que el otorgarle a nuestros principios y a la misión de la empresa o equipo de trabajo la autoridad para gobernar las decisiones que marcarán nuestro presente y futuro? |